¿Os habéis fijado en que en toda película, sea cual sea su género, nacionalidad o duración, siempre hay un decaimiento entre el punto medio y el segundo punto de giro?
Ya he hablado en entradas anteriores (bueno, en realidad, escrito) sobre el teórico y profesor de guion cinematográfico Syd Field, quien proponía a través de su paradigma, un modelo de estructura sobre el cual los creadores de historias pueden trabajar para concebir narraciones firmes y con gancho.
Añadir que la estructura clásica no la inventó Field, sino que la descubrió (porque tampoco se puede decir que la inventara él) Aristóteles, quien investigó sobre por qué algunas historias perduraban en el tiempo y otras no, realizando, por lo tanto, diversos estudios, y observando que las buenas historias conservaban una serie de elementos comunes.
Esta estructura aristotélica es la más conocida y clásica que podemos encontrar, así como la más eficaz a la hora de captar la atención del espectador. Dicha estructura divide la historia en tres actos y ocho secuencias:
Primer acto (planteamiento), segundo acto (nudo) y tercer acto (desenlace).
–El primer acto abarca el 25% de la obra y las secuencias primera y segunda (1 y 2). Presenta las situaciones y los personajes que crean el contexto.
–El segundo acto es el más largo de los tres. Comprende el 50% de la historia y las secuencias tercera, cuarta, quinta y sexta (3, 4, 5 y 6). Desarrolla la confrontación, una serie de conflictos que ponen a los personajes en serias y múltiples dificultades para lograr sus objetivos.
–El tercer acto de la historia tiene una duración idéntica al primero (25%), abarca las secuencias séptima y octava (7 y 8). Nos lleva a la resolución del gran enigma propuesto, a si los personajes alcanzan o no sus objetivos.Antes de continuar, aclarar tres conceptos:
Estructura
Es una selección de acontecimientos extraídos de las narraciones de las vidas de los personajes, que se componen para crear una secuencia estratégica, que produzca emociones específicas y expresen una visión concreta del mundo. El planteamiento clásico implica una historia construida alrededor de un protagonista activo, que lucha contra fuerzas antagonistas en la persecución de su objetivo, a través de una línea temporal continua y dentro de una realidad ficticia coherente, hasta un final completamente cerrado.
Puntos de giro
Acciones que conllevan el paso de un acto al siguiente y cuyo objetivo consiste en intensificar el interés del público en la historia a base de cambiar el rumbo de la trama. Se desarrollan así nuevos sucesos y se toman nuevas decisiones.
Punto medio
Es un momento a mitad de historia de gran intensidad emocional.
También se conoce como punto de no retorno, ya que si el protagonista tenía alguna duda sobre si lograría conseguir su objetivo o no, aquí ya deja de tener dudas. Y también el protagonista se ha embarcado en una aventura tan grande, que ya es imposible salir de ella o volver atrás. No cambia el rumbo de la historia, pero profundiza en ella dramática, emocional o simbólicamente.Pues bien, a lo que íbamos.
Entre el punto medio y el segundo punto de giro se encuentran las secuencias cinco (5) y seis (6). En una historia de dos horas de duración esto corresponde a la tercera media hora de película (es decir, que llevamos una hora de metraje; y tras estas dos secuencias -5 y 6- todavía resta media hora más de historia).
En estas dos secuencias se encuentra el famoso momento en que la historia baja y tiene relleno (en no pocas ocasiones incluso puede llegar a aburrir).
Esto se debe a que la secuencia cinco, la cual comienza después del punto medio, suele enfocarse en alguna subtrama de algún personaje secundario (lo cual sirve, si se emplea bien, para aliviar la tensión principal y también para atar cabos sueltos y ampliar y dar riqueza a la trama principal).
Y en la secuencia seis, que es la última del segundo acto, se nos muestra la resolución de la tensión principal. Aquí el protagonista se enfrenta a su mayor desafío hasta el momento y es cuando aquel se muestra en su punto más bajo.
Es decir, que entre una secuencia (5) y la otra (6), tenemos subtramas de personajes secundarios y al protagonista cuando se encuentra más abatido. Es por esto que en toda película siempre hay un (pequeño o gran) bajón en la segunda mitad del segundo acto.
Ahora ya sabes que cuando vayas al cine a ver una película, si te entran ganas de ir al aseo porque no puedes aguantar más y debes salir obligatoriamente para aliviarte, el mejor momento es durante la secuencia cinco o la seis (o durante ambas, si son necesidades mayores y vas a tomarte tu tiempo).
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