
Un puñado de soldados norteamericanos se enfrentan a unos horribles experimentos nazis. Suena prometedor. Y de hecho lo es. Mezcla de cine de terror, ciencia ficción y bélico, este thriller de serie B pero con factura de serie A recuerda por momentos a Malditos bastardos (Inglourious Basterds; Quentin Tarantino, 2009), solo que sin el maravilloso humor negro de aquella.
Es una lástima que este producto de alocada premisa se tome tan en serio a sí mismo. Se me dibuja una sonrisa de oreja a oreja solo de imaginar lo que podría haber hecho un Sam Raimi juguetón con semejante material.
La película, aceptable en su conjunto, tarda unos 40 minutos en arrancar, que no es poco, lo cual lastra el resultado final. La lógica dicta enganchar al espectador en los primeros 10 minutos. Además, hasta ese punto clave de la historia, el filme estaba siendo demasiado oscuro (no en fondo, sino en forma; otro punto negativo que comenzaba a darme mala espina).
Por suerte para el espectador con ganas de marcha, cuando el espectáculo da comienzo, Overlord se vuelve un poco loca (menos de lo deseado), divertida (también menos de lo que pedía una historia como esta) y muy violenta (aquí sí han acertado).
Un reparto atractivo (encabezado por Wyatt Russell, hijo del mítico Kurt Russell) y unas escenas de acción más que notables, terminan por hacer que esta nueva producción del influyente J.J. Abrams cumpla con su propósito, que no es otro más que entretener y hacer pasar un buen mal rato.
Discussion about this post